Aunque todos los clanes cuentan con gloriosas leyendas, la leyenda de los Mano Destrozada está llena de dolor, sufrimiento y angustia. Kargath, un esclavo reducido a gladiador para gozo del Imperio Goriano combatió hasta contra un centenar de rivales para ser libertado, una libertad que se le fue denegada cuando más cercana parecía.
Con las manos manchadas con la sangre de hermanos y sus sueños truncados, el joven esclavo cortó por lo sano y fue más allá de lo que gritarían Grommash o Mano Negra. Kargath no rompería las cadenas, se cortaría la mano.
Y así hicieron tras él todos aquellos que le siguieron, provocando la revuelta esclava mas sanguinaria y brutal que recuerdan las ruinas de Ogropolis, la chispa que provocó las Guerras Gorianas y caída del Imperio.
Desafortunadamente, la historia no fue justa con el mártir de la arena. La influencia de los demonios y la sangre corrupta lo redujeron a un eco retorcido de su pasado y llevó su clan a ser una curiosa rareza en Orgrimmar.
Pero algo ha cambiado, un joven orco llamado Ariok, hijo del mismísimo Eitrigg, se ha liberado de sus cautores de Roca Negra bajo el mismo ritual. Hay quien le llamaría coincidencia...
Pero otros sienten la voluntad del destino.
Solamente un verdadero ignorante desconoce la costumbre más sagrada de los Mano Destrozada, la mutilación autoinfligida.
Todo aquel que desee formar parte del Clan debe sacrificar una parte de su cuerpo, normalmente llega con un dedo. Es obvio que hoy día las costumbres se han vuelto más suaves, pero el nivel de sacrificio marca también el nivel del guerrero en el clan. Para ser aceptado entre los asesinos se requiere una mano, si o si.
En Orgrimmar Ormok se ha vuelto suave con sus exigencias hasta el punto que acepta toda clase de sacrificios por parte de no-orcos. Los cuernos de un tauren, las orejas de un goblin... Incluso es conocido el caso de un Cazador de Sombras troll que se amputó ambos brazos ante ellos. Claro que a él, le volvieron a crecer.
Pero la relación de los Mano Destrozada con el sacrificio roza lo enfermizo, si aprofundizamos en las viejas costumbres del clan. Sustituyen el Honor por el Dolor, convirtiendo el martirio infligido y sobre todo sufrido en señal de poder y fortaleza.
Las escarificaciones y modificaciones corporales se lucen con orgullo, demostrando el aguante de su portador además de su ciega devoción al sufrimiento.
Hay quienes señalan que el viejo clan llegaba a tener una relación casi religiosa con el dolor. Una corriente violenta y sangrienta que podría despertar con la aparición de Ariok. Algo que por supuesto, Ormok y los suyos no aceptarían.
Los místicos son una rareza entre ellos, a pesar de todo, incluso en el pasado. Las pocas historias orcas al respecto hablan de brujos que manipulaban la carne y sangre de sus víctimas, pero muchos si no todos de estos hechiceros acabaron sus días en Fuego Infernal al servicio de Kargath.
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