Thrall, antaño un esclavo, trajo la unidad a la Horda. Los saqueadores se convirtieron en arquitectos y el futuro se hizo viable para su pueblo.
"Thrall" fue el apodo que recibió el joven orco Go'el en su primer hogar: un campo de internamiento creado para evitar que los prisioneros orcos de la Segunda Guerra volvieran a amenazar Azeroth, por lo que el nombre de "Thrall" (esclavo) no pudo ser más acertado. Cuando Go'el escapó de la prisión, partió en busca de no solo la libertad sin más, sino de sus raíces, hasta que encontró la sabiduría en las creencias chamánicas de sus ancestros.
Thrall siguió los dictados del chamanismo para reformar la Horda, convirtiéndose en su Jefe de Guerra y llevando a su gente a asentarse en una tierra árida a la que llamó Durotar, en honor a su padre Durotan. Thrall guio a la Horda a través de una serie aparentemente incesante de penalidades: la erradicación de la maldición de la sangre demoníaca que había corrompido a los orcos, un ataque de la Legión Ardiente en el Monte Hyjal y la caída del temible Rey Exánime. Cuando Alamuerte regresó y devastó el mundo, Thrall renunció a su cargo como Jefe de Guerra de la Horda para unirse al Anillo de la Tierra, un poderoso grupo chamánico, en un intento de aplacar los elementos y detener al Destructor. Thrall eligió a Garrosh Grito Infernal como su sucesor, decisión que más tarde lamentaría, pues la crueldad del nuevo Jefe de Guerra llevó a la Horda a la insurrección. La derrota de Garrosh, el nacimiento del hijo de Thrall y el surgimiento de un nuevo Jefe de Guerra parecen haber tenido un efecto rejuvenecedor en él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario