Lider del clan Grito de Guerra
“El semidiós ha caído, ¡los Grito de Guerra somos superiores!”
El legado de Grommash Grito Infernal sigue presente en Azeroth, siendo el principal portador de su linaje su hijo Garrosh Grito Infernal, que portaría su legendaria hacha Aullavísceras.
Aunque no hay verdaderos indicios sobre los orígenes de Grommash Grito Infernal (más conocido como Grom), se sabe que fue el jefe de guerra del clan Grito de Guerra más joven de la historia. Era un orco alto y delgado, pero esto no le impidió convertirse en un legendario guerrero y Maestro de las Espadas. En la época en la que Ner'zhul unió los clanes y bajo el mando de este, Grom y su clan participaron en el asalto a la ciudad de Shattrath, donde masacró innumerables draenei y se enfrentó cara a cara con Nobundo. Los draenei no ofrecieron suficiente resistencia y la ciudad fue tomada.
Cuando Gul'dan ya gobernaba la Horda, Grom fue el primero que, sin dudarlo, bebió la sangre de Mannoroth, abriendo el camino para que el resto de la Horda cayera bajo la influencia vil de la sangre del Annihilan. Con los orcos controlados por los demonios y su sed de sangre, atravesaron el Portal Oscuro invadiendo Azeroth. Ni Grom ni su clan participaron ni en la Primera ni en la Segunda Guerra, pero estuvieron esperando en Draenor como retaguardia. Tras las guerras, Ner'zhul encomendó a Grom y a su ejército (al que se le unió el clan Foso Sangrante, liderado por Kilrogg Mortojo) recuperar cuatro de los artefactos más poderosos de todo Azeroth, la calavera de Gul'dan, el bastón enjoyado de Sargeras, el libro de hechizos de Medivh y el Ojo de Dalaran. Mientras la partida de orcos buscaba los artefactos, Khadgar destruyó el Portal Oscuro y Grom y su clan quedaron atrapados en Azeroth sin posibilidad de regresar a Draenor.
Con el portal destruido, Grom y el clan Grito de Guerra se refugiaron en el norte, en los bosques de Lordaeron, estuvieron escondidos evitando a las otras razas durante 15 años, en los cuales Grom se vio obligado a luchar contra la maldición y la sed de sangre que le afligió hasta el día de su muerte. El tiempo iba pasando y la situación cada vez se volvía más desesperada.
Un día, un orco llamado Rekshak informó a Grom de que habían encontrado a un orco que se hacía llamar Thrall, que había sido esclavo de los humanos y que no conocía nada de su pasado ni el de su raza, ni le afectaba la maldición de la sangre. Inspirado por la valentía, el liderazgo y la misericordia de Thrall, lo aceptó entre los suyos y le mostró la historia de la raza orca, le enseñó a hablar orco y también le habló de su propio origen, le contó que él era el hijo de Durotan, el jefe del clan Lobo Gélido. Grom y Thrall establecieron un vínculo de amistad muy profundo.
Pasados unos meses, Thrall dejó a Grom y a su gente para buscar a los orcos del clan Lobo Gélido en las Montañas de Alterac. Antes de partir, Grommash le regaló un collar como símbolo de hermandad. Pasado un tiempo, Orgrim Martillo Maldito apareció en el campamento de los Grito de Guerra con Thrall y el clan Lobo Gélido, sus planes eran los de liberar a los orcos de los campos de internamiento donde habían sido subyugados desde el final de la Segunda Guerra. Los orcos fueron a paso triunfante por todos los campos de internamiento liberando a todos los orcos que se hallaban en su camino. El asalto final y el último escollo para conseguir la liberad de todos los orcos era el castillo de Durnholde (donde Thrall estuvo retenido). Tras una larga batalla, los orcos se alzaron con la victoria pero su líder, Orgrim Martillo Maldito, fue hallado muerto durante la contienda. En su lecho de muerte, Orgrim nombró a Thrall como su sucesor, todos los orcos lo aceptaron a pesar de que no era el que más edad y experiencia tenía.
Ya como jefe de guerra, Thrall tuvo una visión en la que Medivh le decía que debía encontrar el hogar para su gente atravesando el mar, tras reunir a todos los clanes se dieron cuenta de que faltaban Grom y su clan. La Alianza había capturado a los orcos. Tras localizar el campamento de los humanos, Thrall y los suyos pudieron alzarse con la victoria rescatando a Grommash y a sus guerreros. A Grom se le ocurrió la idea de cruzar el mar robando los barcos de los humanos.
Durante el viaje por mar, una tormenta separó a Grom y a su clan del resto de la Horda. Estuvieron semanas a la deriva, consiguiendo arribar finalmente en las costas del este de Kalimdor, una vez atracaron, en la playa encontraron al resto de su clan que había naufragado. Desde que llegaron al continente, la sed de sangre de los Grito de Guerra creció sin saber exactamente por qué. Atacaron un asentamiento humano mientras que Thrall llegaba por el sur, ayudándolos a obtener la victoria. Thrall estaba preocupado porque no quería más derramamientos de sangre, así que ordenó a Grom que intentaran cruzar las montañas de manera segura, pero este no le obedeció y se dedicó a atacar los asentamientos cercanos sin importarle quien los habitaba.
Tras estas últimas acciones, Thrall decidió enviarle al norte a construir un fuerte para albergar a la Horda mientras él investigaba la zona. Grom siguió sus indicaciones y llegó a Vallefresno, un enorme bosque rico en madera que los orcos no dudaron en talar descontroladamente para levantar sus construcciones. Sin embargo, no contaron con la presencia de los elfos de la noche. Estos guardianes del bosque atacaron a los orcos por su despiadada deforestación. Comandados por el semidiós Cenarius, los elfos asestaron un gran golpe a los orcos. Cenarius tuvo unas palabras con Grom diciéndole que él sólo ansiaba muerte y destrucción, a lo que el orco respondió que su raza ya no estaba influenciada por los demonios. Cenarius lo ignoró y los orcos descubrieron que el semidios era inmune a la mayor parte de los ataques convencionales, convirtiéndole en el mayor enemigo al que Grom se había enfrentado nunca.
Uno de los médicos brujos troll que estaban en el ejército de la Horda percibió la existencia de una gran fuente de poder que podía ayudar a los orcos. Sin dudarlo, Grom se adentró en el bosque y descubrió la presencia de sátiros, elfos corrompidos por energías demoníacas junto a una fuente que emanaba líquido de color rojo. Se trataba de un manantial con la sangre del Señor del Foso Mannoroth, la misma que Grom bebió en Draenor cuando era joven. Grom sucumbió al poder de la fuente y bebió de nuevo la sangre del demonio ignorando las advertencias de algunos miembros de su clan. Con el poder del demonio Grommash tuvo la fuerza necesaria para derrotar a Cenarius.
Tras morir Cenarius, Mannoroth se apareció ante los orcos y les confesó que el manantial del que habían bebido contenía su sangre. La intención del Señor del Foso era controlara la Horda y declararle la guerra a los humanos. Grom luchó contra Thrall en una cruenta batalla. Entonces, Grommash Grito Infernal le reveló a Thrall que la maldición de la sed de sangre no fue obra de Gul'dan sino que estaba siendo manipulada por una entidad superior y que los clanes conocían ese secreto. Thrall se entristeció por la confesión de su amigo, lo derrotó y consiguió atraparlo en una gema del alma. Con la ayuda de varios chamanes, Grom recuperó la cordura y el autocontrol. Así pues, tras disculparse con la Horda por sus hechos, acordó con Thrall la importancia de acabar con Mannoroth para liberar a su pueblo y acabar con la maldición.
Grommash y Thrall fueron a dar caza al demonio en un cañón que había sido excavado en la roca por los infernales en Vallefresno, Thrall atacó primero pero fue en vano, ya que el Señor del Foso lo repelió con facilidad. Mannoroth se dispuso a lanzar un ataque devastador que habría terminado con los orcos, pero Grom se antepuso, lanzó su hacha con fuerza descomunal sobre el demonio, atravesando su armadura y clavándose profundamente en su pecho. El golpe fue mortal y el Señor del Foso explosionó en una vorágine de fuego vil. El jefe del clan Grito de Guerra resultó mortalmente herido tras proteger a su amigo del fuego con su cuerpo. Grom se sintió al fin redimido por haber acabado con el demonio que había condenado a toda su raza. Thrall entonces le dijo que ya no sólo era un orco libre, sino que además había liberado a todos los orcos de los demonios. Dicho esto, Grom murió como un héroe.
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